Corrupción en la Superintendencia de Puertos y Transporte

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Las Superintendencias se crearon por Ley para que cumplan funciones de inspección, vigilancia y control sobre sectores sustanciales de la economía nacional. Hay 10 de ellas. La opinión pública y los medios de comunicación acostumbran a poner el ojo en la actividad de algunas, como la de Industria y Comercio, la Financiera, la de Sociedades, mientras otras, pese a tener tareas importantes en la estructura del Estado y de la vida nacional, pasan casi desapercibidas. Tal es el caso de la Superintendencia de Puertos y Transporte.

Dicha Superintendencia, desafortunadamente, ha llevado a cabo su actividad administrativa casi en la penumbra, pese a vigilar y controlar a un sector sustancial de la economía como es el servicio público de transporte terrestre, marítimo, fluvial, aéreo, férreo, la marcha de los puertos; o sea, sobre casi 8.000 empresas.

Ese estar lejos de la lupa de quienes otean la actividad pública, más el hecho de ser el cargo de superintendente uno más en la baraja burocrática, ha permitido que la corrupción se asiente, a sus anchas, en su interior.

El actual superintendente denunció ante la Fiscalía y los organismos de control estatal lo que al interior de tal entidad ocurre; eso permitió escudriñar un nido de corrupción, maniobras irregulares por miles de millones de pesos tales como “borrar” u ocultar multas para que caduque la posibilidad de cobrarlas, ampliar el plazo para su pago, cambiar el monto de las sanciones, borrar cifras de las tasas que las empresas de transporte y portuarias controladas y vigiladas deben pagar a tal Superintendencia, manipular comparendos e informes técnicos de infracciones de transporte impuestas por la Policía de Carreteras, “vender” la base de datos a particulares para que cometan conductas delictivas, etc. Y algo aterrador: tal proceder probablemente se lleva a cabo desde el año 2.000.

Así, no solo el daño económico es inmenso sino que en esas maniobras corruptas necesariamente han tenido que participar, durante más de 15 años, muchos funcionarios de la Superintendencia y ese es el ángulo más delicado del oscuro asunto. Buscar ‘cabezas de turco’ no es la cura del mal, es necesario remover toda la estructura administrativa y casi que volver a empezar. ¿Se hará? Si solo se empañetan las grietas más notorias, nada se habrá hecho.

 

Fuente: Vanguardia.com 
Imagen tomada como referencia 
http://www.vanguardia.com/opinion/editorial/357405-corrupcion-en-la-superintendencia-de-puertos-y-transporte

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