Subsidios en combustibles le han costado al país más de $ 20 billones

Aunque la mayoría de consumidores, en especial los del transporte de carga, sigue considerando altos los precios de los combustibles en el país, al mirar la otra cara de la moneda es evidente que en los últimos años el Estado ha asumido un costo billonario por culpa de los subsidios y las exenciones tributarias al consumo de estos productos.
Un documento de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), que analiza el impacto para las arcas oficiales de la decisión de asumir parte de las alzas de los precios internacionales de los últimos años, al igual que el precio más barato en zonas de frontera y los incentivos a los productores de etanol o biodiésel, estima que entre el 2008 y agosto del 2014 la magnitud del golpe fiscal fue de 20,1 billones de pesos.
La cuantiosa cifra equivale a la totalidad de los recursos que saldrán del Sistema General de Regalías (SGR) para apoyar la financiación del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018.
De acuerdo con la Upme, el 2008 fue el año con la mayor carga para las cuentas oficiales, con 5,66 billones de pesos, mientras el 2009 fue el período con el menor valor (840.000 millones de pesos), período en el que hubo una crisis económica mundial a la que Colombia no fue ajena.
El informe, que se basa en las cifras de los ministerios de Hacienda, Minas y Energía, al igual que en información de Ecopetrol, revela que en el 2014, entre enero y agosto, el monto de los subsidios alcanzó los 2,2 billones de pesos.
“Sin embargo, se estima que al finalizar el 2014 este ascienda a 2,9 billones de pesos, representando un 21 por ciento más que en el 2013”, asegura el documento en el que se resalta que el aumento se dará a pesar de la disminución del precio de referencia en la Costa del Golfo de México (Estados Unidos) tanto de la gasolina como del ACPM, producto de la caída de la cotización del barril de crudo WTI desde agosto del 2014, lo cual indica que esfuerzo fiscal del país es mayor.
ACPM, lo más costoso
Y si bien desde el Plan de Desarrollo 2006-2010 se implementó un mecanismo de ahorro, a través del Fondo de Estabilización de Precios de los combustibles (Fepc) para hacerle frente a la volatilidad de precios, el efecto no ha sido el esperado, en especial con el ACPM. Según el análisis, la diferencia entre el valor de referencia en la Costa del Golfo y el precio del ingreso al productor (Ecopetrol) ha mostrado fluctuaciones mayores comparadas con los precios de gasolina y sus compensaciones, siendo esporádicas las veces en que se registran ahorros.
En el período observado (2008 hasta agosto del 2014), los subsidios al ACPM generados por el consumo local, sin contar los volúmenes consumidos en las zonas de frontera, superaron los 5,5 billones de pesos, mientras las contribuciones en el mismo periodo (el ahorro cuando el precio externo era más bajo que el interno) apenas fueron de 375.300 millones de pesos.
No obstante, las zonas de frontera son uno de los mayores focos de subsidios al ACPM, pues en los 6,5 años analizados su valor neto fue incluso mayor que el recibido por los consumidores del resto del país, al superar los 5,88 billones de pesos. Pero, además, producto de la Ley 191 de 1995, que fijó un subsidio para todos los volúmenes de combustibles líquidos consumidos en el departamento de Nariño, que provengan de plantas de abasto de Cali y sus alrededores, el fisco tuvo que asumir, entre el 2008 y agosto del 2014, una suma superior a los 64.000 millones de pesos.
Entre tanto, el año pasado, hasta agosto, el Gobierno dio subsidios por 265.000 millones de pesos a la gasolina corriente, cifra representativa teniendo en cuenta que en el período 2008-agosto del 2014 su monto sumó 786.000 millones de pesos, valor al que hay sumarle otros 684.000 millones de pesos correspondiente a las ayudas a los consumidores de las zonas de frontera, implementadas como parte de la lucha contra el contrabando, más 183.000 millones de pesos adicionales en subsidios al transporte en Nariño.
Fórmula burlada
De acuerdo con Julio César Vera, vicepresidente de Combustibles de la compañía Gulf, el problema de fondo es que, a pesar de que hay una fórmula clara para fijar los precios, esta es burlada de forma recurrente, generando incertidumbre en el mercado.
“Todo el tiempo estamos pensando en qué locura se les ocurrirá”, señaló el directivo al explicar que, por ejemplo, cuando el 21 de febrero pasado se decretó una rebaja de 300 pesos en la gasolina, el precio internacional tenía señales contrarias.
Vera explica que este bajonazo a mitad de mes fue un golpe duro para los distribuidores mayoristas, toda vez que debido a las señales que había de paro camionero (finalmente se dio), el Gobierno les había pedido ‘llenarse de inventarios’. En otras palabras, los mayoristas compraron a un precio a comienzos de febrero y a final de mes les tocó vender más barato el producto a los minoristas.
Incluso, en mayo los precios deberían haber subido, pero el Ministerio de Minas y Energía decidió mantener estables las tarifas, interviniendo de nuevo la fórmula. “Unos meses debían haber bajado mucho y cayeron poco. Esto está totalmente politizado, dependiendo del feeling del día del Ministro de Hacienda, que es el que toma todas las decisiones al respecto”, agregó.
Fuente Noticia: El Tiempo
Fuente Imagen: El Tiempo