Van cuatro meses de zozobra en la frontera con Venezuela

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Lo que era impensable para todos los habitantes de la frontera colombo-venezolana se convirtió en realidad: el cierre de la misma completó cuatro meses y su apertura se ve cada día más difícil por las circunstancias políticas, económicas y sociales que vive Venezuela.

A ambos lados de la línea limítrofe entre Norte de Santander y Táchira la suspensión del paso fronterizo se vive de manera diferente. Cúcuta, una urbe con 800.000 habitantes en su área metropolitana, resiste pero ha visto resentida su economía, mientras que las poblaciones de San Antonio y Ureña viven un drama social y económico pocas veces visto.

En la capital de Norte de Santander es innegable que la economía se ha afectado y lo hará aún más si no se establecen medidas para aumentar o mantener la liquidez de efectivo en el área metropolitana.

Los sectores golpeados siguen siendo el carbón, del cual se está exportando un poco menos de la tercera parte de lo que se hacía por Venezuela; las casas de cambio formales, que dependen enteramente del comercio bilateral y su actividad descendió hasta 95 por ciento, están planeando el cierre definitivo si la situación continúa; el sector de hoteles y restaurantes mantiene una baja de 10 por ciento en sus facturaciones desde antes de la crisis; el transporte de carga pesada ha decaído 60 por ciento, y las agencias de viajes, cuyo principal mercado era la isla de Margarita en el Caribe venezolano, vieron sus ventas disminuidas hasta 50 por ciento para la temporada navideña.

En cambio, para las estaciones de servicio, supermercados, algunos productos del sector agropecuario como arroz y carne, y droguerías las ventas se mantienen en altos niveles al no tener que competir con productos de contrabando.

Debido a que cada vez llegan menos productos de manera ilegal desde Venezuela, el costo de vida en la ciudad aumentó 0,54 por ciento en noviembre, acorde con el nivel del país, en una zona donde la inflación solía ser incluso negativa.

Pero la situación es completamente dramática en las poblaciones fronterizas venezolanas de San Antonio y Ureña, en donde el cierre implementado por el presidente Nicolás Maduro ha incrementado el desabastecimiento de productos, el desempleo, la informalidad, el cierre del comercio y la industria.

Es tal la situación que los alcaldes de los municipios fronterizos con Colombia le piden a Maduro la reapertura de la frontera, con sus respectivas medidas de seguridad.

Domingo Teres, presidente de la Cámara de Comercio de Ureña, asegura que el mandatario venezolano está gobernando contra la población al crear más pobreza.

 

Fuente: Portafolio.co
Imagen tomada como referencia 
http://www.portafolio.co/internacional/frontera-colombia-venezuela

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