Claudia, la capataz de obra en la vía 4G Ruta del Sol

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La voz de Claudia Patricia Escobar se impone con fuerza y muy por encima de su pequeña estatura. Le obedecen hombres y mujeres, no solo porque sea la capataz de una de las cuadrillas que trabajan en la Ruta del Sol 2, una vía 4G entre Puerto Salgar, en Cundinamarca, y San Roque, en el Cesar.

Sus órdenes se cumplen porque tiene un recio carácter y no la intimidan ni las amenazas. Se las comenzaron a lanzar cuando empezó a organizar las cuadrillas de obreros para iniciar los frentes de obra del corredor hace cuatro años, cuando tuvo que hacer despedir a algunos trabajadores “por su incapacidad”. Le dijeron que la iban a mandar a ‘pelar’ (matar).

“Vivía de amenaza en amenaza –cuenta–. Un obrero se subió un día al bus en que los transportábamos, y dijo que una vieja hijuetantas (que era yo) de metro y medio (de estatura) no iba a mandarlo y que me iba a mandar a ‘pelar’. Le dije que si tenía que morirme, pues para eso estaba. Después otro me hizo ir ante un jefe paramilitar (en La Dorada). Cuando le conté por qué no servía el muchacho y que todo el asunto obedecía a que no quería recibir órdenes de una mujer, me dio la razón y se acabó el problema”.

Fueron tiempos en los que, mientras respondía los madrazos y se amarraba bien los pantalones para que los trabajadores no la irrespetaran, les demostraba por qué el consorcio constructor de la Ruta del Sol (Consol), que hace esta vía 4G, la había contratado para ser la primera mujer que dirigiera la cuadrilla encargada de los asfaltos.

Claudia es tecnóloga en obras civiles con especialización en vías, de la Universidad del Quindío. De la mano de ingenieros ha construido calles, muros de contención y edificios en Palestina, Caldas, donde nació; levantó un puente en Pipintá, entre Caldas y Manizales, donde fue inspectora de obras de la alcaldía. Allí aún vive su madre, quien le crio a su hijo Carlos Alberto, que el viernes pasado y a los 25 años se graduó como administrador de empresas.

Claudia diseña hasta plantas de tratamiento de aguas. “He sido siempre muy inquieta y trabajaba con un ingeniero con quien aprendí a manejar los programas”, recuerda.

También hizo una obra vial en Salamina, Caldas, con pavimentos que fueron certificados por la interventoría de la Universidad Nacional. De ahí que conozca perfectamente cómo se hace una vía, cómo se levanta un terraplén, se nivela un terreno o se pone un pavimento, cómo se maneja una máquina mezcladora de concreto, una compactadora o una pavimentadora.

“Llegué a Consol el 9 de noviembre del 2011, justo en el momento en que llegaron las máquinas pavimentadoras totalmente desarmadas. Un ingeniero de mecánica brasileño y uno alemán me enseñaron a armarlas. Los manuales los estudiaba por las noches”, dice.

Al tiempo que en los frentes de obra de la doble calzada empezaban a mirar con mejores ojos la incursión y el trabajo de las mujeres en un terreno antes dominado por hombres, Claudia comenzó a planear, hace un año, la creación de una cuadrilla exclusivamente femenina para hacer los acabados y pavimentación final de la vía.

Ella se ha encargado de entrenar y buscar que operarias con aptitudes tengan los cursos para manejar maquinaria pesada. Es un proceso que ha contado con pleno respaldo de Consol.

El grupo lo conforman actualmente ocho mujeres, varias de las cuales se encargan de operar la maquinaria que aplica las diversas capas finales para alistar y pavimentar el corredor. “Las mujeres están más pendientes del trabajo y las máquinas. Son más cuidadosas”, manifiesta Claudia, quien aspira a ampliar su equipo en la vía.

 

Fuente: El Tiempo.com
Imagen tomada como referencia
http://www.eltiempo.com/economia/sectores/obra-en-la-via-4g-ruta-del-sol/16716870

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