Los trabajadores de Odebrech se fueron del tramo Río de Oro- Gamarra

En marzo del 2014 los usuarios de la vía Ocaña- Aguaclara, corregimiento de Aguachica (sur del Cesar), donde se toma el tramo nacional que conduce al interior del país y la costa Atlántica, recibieron una buena noticia. Al contrato de concesión de la Ruta del Sol Sector 2 se le adicionó la construcción y rehabilitación de la Transversal Río de Oro- Aguaclara- Gamarra, una vía de 82 kilómetros a la cual según lo anunciado en su momento se le invertirían 1.2 billones de pesos a ser ejecutados en cuatro años.
Este proyecto vial empezó a ser construido por la Concesionaria Ruta del Sol, integrada por la empresa brasileña Odebrecht y las colombianas Episol de Corficolombiana y CSS Constructores. Cuando se iniciaron los trabajos, la dinámica que se generaron en el eje vía fue evidente. Cientos de trabajadores, maquinaria amarilla, vehículos pesados recorriendo la carretera y los cierres temporales que en ocasiones se alargaban hasta en tres horas.
Un viaje normal entre Ocaña y Aguachica que tarda poco más de una hora se convirtió en un tormento ante los rigurosos controles para que la movilidad fluyera sin afectar la construcción de muros, mueretes, puentes, ampliación de carretera, alcantarillado, y rectificación de curvas. Aun en el mes de diciembre de 2016, los al menos 200 trabajadores era llevados en buses que salían desde la empresa en Aguachica a distribuir el personal en los puntos donde se realizaban las obras dentro del cronograma previsto.
Pero este 2017 el panorama cambió abruptamente. El Espectador recorrió el tramo Río de Oro- Aguaclara- Gamarra, donde encontró un panorama desolador frente a su cercano pasado. La obra está paralizada. De 200 trabajadores, hoy no superan los 20 obreros quienes estarán, según creen algunos de ellos, sólo hasta esta semana. En el punto conocido como Sanín Villa seis trabajadores están en actividades alejadas de lo que es el proyecto real.
Como quien no quiere hablar abiertamente del tema, tímidamente dice uno de ellos que “estamos recogiendo algunos escombros y basura, estamos haciendo aseo”. Dos máquinas, una retro excavadora y una vibro-compactadora parqueadas a la orilla de la carretera pasaron a ser testigos mudos de la parálisis de la obra. Más adelante, bajando hasta el punto conocido geográficamente como Piletas y técnicamente como el PR 28, hay un grupo más grande de trabajadores. Diez de estos están desarmando formaletas empleadas para la construcción de un puente que solo quedó en las bases.
Fuente: El Espectador.com
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