Naciones Unidas está preocupada por atentados a infraestructura petrolera

Hochschild hizo un llamado de urgencia a las partes en La Habana para que adopten medidas de desescalamiento de la confrontación, que eviten más sufrimiento a la población civil.
Además de las limitaciones de acceso al agua para 160.000 personas en la ciudad de Tumaco y de 20.000 más en la zona rural, las comunidades indígenas y afrocolombianas que viven en los ríos y esteros contaminados por el derrame de crudo padecen afectaciones de salud, incluyendo problemas respiratorios y de la piel. Niños, niñas y mujeres son los más afectados. Escuelas y casas de madres comunitarias han tenido que interrumpir su labor.
De igual manera, en la visita del grupo humanitario de Nariño, un representante del Consejo dijo: “Estamos desesperados; el río es el corazón de nuestra comunidad, la única alegría para nuestros niños”.
De acuerdo con el comunicado, se estima que los entre 8000 y 10.000 barriles de crudo vertidos por este ataque contra el Oleoducto Transandino han afectado más del 70 % de los manglares del entorno, haciendo aún más penosa la vida y la subsistencia de las comunidades ribereñas y costeras. Cerca de 7000 familias que dependen de la pesca, recolectores de moluscos, cultivadores de camarones y cazadores son víctimas directas de este derrame de petróleo.
A esta crisis socio-ambiental sin precedentes en la región, se añade que las comunidades han sufrido durante años, como lo manifestaron muchas personas, condiciones de pobreza y la contaminación de sus ríos por crudo ilegalmente extraído del oleoducto, así como por la aspersión aérea de glifosato sobre los cultivos de coca.
Fuente: Vanguardia.com
Imagen tomada de: Vanguardia.com
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