Nuevo puerto marítimo de carga pone en riesgo a la bahía de Cispatá en Córdoba

La Bahía de Cispatá, ubicada al norte de Colombia en el golfo de Morrosquillo, en el departamento de Córdoba, es un lugar lleno de biodiversidad y servicios ecosistémicos. Enmarcada por una amplia línea de costa, Cispatá está adornada en sus extremos por más de 8.600 hectáreas de manglares que se enmarañan para brindar refugio y protección a peces, moluscos, camarones y un caimán en peligro de extinción: el Crocodylus acutus o más conocido en el país como caimán aguja.
En este lugar se encuentran bosques secos, pantanos costeros y de agua dulce en el área continental, y en sus profundidades, fondos sedimentarios y praderas marinas que filtran las aguas del mar Caribe para darle vida a ecosistemas coralinos. Cispatá es un área marina protegida, bendecida por su diversidad, pero que a la vez presenta condiciones adecuadas para el desarrollo de actividades humanas.
Su ubicación y características geográficas y ambientales permiten que la bahía sea perfecta para la construcción de infraestructura portuaria en la línea costera. En el Golfo de Morrosquillo hoy operan cinco puertos de transporte de hidrocarburos y se proyectan dos más —uno de carga y otro de graneles y carbón— en Cispatá, uno de los ecosistemas de manglar con mayor grado de conservación en Colombia.
Su diversidad y enorme riqueza ambiental, sumadas a la dependencia tradicional de sus comunidades por los recursos y las zonas estuarinas de la bahía —desembocadura del río Sinú— permitió que en 2006 y luego de varios estudios y procesos de ordenamiento que iniciaron en 1988, la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Río Sinú y San Jorge (CVS) declarara más de 27.171 hectáreas de esta zona costera como un área protegida regional, convirtiéndola en un Distrito de Manejo Integrado(DMI). Es decir, un área especial orientada al uso y aprovechamiento de sus recursos bajo un modelo de desarrollo sostenible, según lo afirma la misma Corporación en el Plan Integral de Manejo Ambiental del Distrito, desarrollado con el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar).
Los puertos que ponen en riesgo a Cispatá
Desde los años 90 se planteó la posibilidad de construir un puerto de aguas profundas y de servicio público en el municipio de San Antero, que le permitiera a los departamentos de Córdoba, Sucre y Antioquia transportar la carga generada en sus territorios. El proyecto de la Sociedad Portuaria de Córdoba S.A., respaldado por los estudios de la firma holandesa Haskoning B.V., fueron determinantes para asegurar la viabilidad de la construcción de puertos en San Antero, según Ernesto Vergara Parra, gerente de la iniciativa en su momento.
Quince años más tarde empezaron a surgir los proyectos portuarios que hoy amenazan al DMI de Cispatá. Graneles del Golfo fue el primer proyecto liderado por Vergara Parra y el primer puerto licenciado en la bahía de Cispatá que sería construido una vez la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) le otorgara la licencia de funcionamiento por 20 años. El puerto con una capacidad estimada de 1 480 000 toneladas por año y permitiría el almacenamiento, cargue y descargue principalmente de graneles sólidos, líquidos y minerales como bauxita, yeso y carbón.
La licencia de Graneles del Golfo propiedad de Graneles del Golfo S.A. fue otorgada por la CVS en el 2014, entidad regional a la que le correspondió evaluar la licencia pues, de acuerdo con la ley ambiental en Colombia, el proyecto no era considerado un puerto de gran calado debido a su dimensión.
El decreto 1076 de 2015 dejó este asunto aún más claro, pues determinó que los puertos de “gran calado” son “aquellos terminales marítimos, en los que su conjunto de elementos físicos y las obras de canales de acceso cuya capacidad para movilizar carga es igual o superior a un millón quinientas mil (1 500 000) toneladas/año y en los cuales pueden atracar embarcaciones con un calado igual o superior a veintisiete (27) pies”. Los puertos que no cumplan con esas dos condiciones pueden ser licenciados por la autoridad ambiental regional.
La particularidad de la licencia ambiental del puerto Graneles del Golfo, que fue evaluada por la CVS durante casi cuatro años, es que autorizaba la construcción del puerto sobre sobre 7 hectáreas del DMI que ocuparían un área de 6050 metros cuadrados en el mar y 1.342 metros cuadrados en tierra, causando varios impactos que quedaron consignados en la licencia.
Fuente: http://sostenibilidad.semana.com/impacto/articulo/nuevo-puerto-maritimo-de-carga-pone-en-riesgo-a-la-bahia-de-cispata-en-cordoba/41035
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