Puerto de Buenaventura aumenta macroproyectos pero crece intimidación y desalojo por bandas criminales

Buenaventura mueve más de 15 millones de toneladas de carga al año. El negocio portuario no para de crecer, como lo demuestra el hecho de que hay cuatro terminales en operación y una más será inaugurada el próximo año. En el 2015 se invirtieron 450 millones de dólares solo en infraestructura y mantenimiento y se calcula que en los 10 últimos años el sector creció 540 por ciento; sin embargo, la ciudad difícilmente podría estar peor.
Según cifras del informe ‘Buenaventura, un puerto sin comunidad’ del Centro Nacional de Memoria Histórica, la pobreza rural alcanza el 90 por ciento y en la urbano es del 60 por ciento. El empleo informal es del 94,6 por ciento, afectando principalmente a la población joven. En 2010, mientras el desempleo a nivel nacional fue del 11 por ciento, en Buenaventura fue del 63 por ciento.
Esto sin mencionar los continuos cortes de agua, que apenas llega por algunas horas y no todos los días, a una población que roza los 400.000 habitantes.
La llamada capital del Pacífico no cuenta con un hospital público de segundo nivel, la tasa de analfabetismo es del 25 por ciento, y del 70 por ciento el bajo rendimiento escolar. Solo la mitad de su población está afiliada al sistema de salud, aunque tampoco cuenta con profesionales médicos, una de las razones por las que hace unas semanas, cuando se instaló un barco hospital estadounidense en el puerto, las familias hacían colas desde las 3 de la madrugada para recibir atención.
¿Cómo se explican estos indicadores sociales frente a las inversiones de grupos como el marítimo de Barcelona TCB, que tiene muelles en España, Brasil, Turquía y en Cuba, y que ahora es el principal accionista de TCBUEN, especializado en contenedores?, ¿por qué conviven la tasa de pobreza más alta del país, de analfabetismo y de desempleo con la inversión de multimillonarios como el filipino Enrique Razon, uno de los hombres más ricos del planeta y propietario de la portuaria ICTSI?
Luego de años de violencia descarnada y necesidades básicas insatisfechas, la comunidad culpabiliza en gran medida al Estado y a unos intereses privados que ponen por encima el desarrollo de una actividad comercial sobre los derechos de los ciudadanos.
Tras 3 días en la ciudad escuchando a diferentes líderes, la sensación es que mientras la ciudad se desarrolla como un puerto próspero para unos pocos, para la mayoría solo quedan pobreza, miedo y violencia.
Fuente: El Tiempo.com
Imagen tomada como referencia
http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/buenaventura-entre-la-opulencia-y-la-miseria/16174278