Senado aprobó el TLC con Corea del Sur

La plenaria del Senado le dio su visto bueno al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Corea, que ahora pasará a la discusión en la Cámara de Representantes.
39 senadores votaron afirmativamente el proyecto mientras que 21 rechazaron esta iniciativa, que el Gobierno considera que beneficia a Colombia y principalmente al sector agropecuario.
El ministro de Comercio, Santiago Rojas, reiteró que aunque todo el país se beneficiará del acuerdo comercial, el gran ganador de las condiciones negociadas es el renglón agropecuario, al que se le abren las puertas de un mercado con alto poder adquisitivo y comprador importante de alimentos en el mercado internacional.
Rojas también dijo que para algunos sectores sensibles, como vehículos, autopartes y electrodomésticos, fundamentalmente la llamada línea blanca, se negociaron periodos amplios de desgravación para que tengan tiempo de adaptarse a la competencia internacional.
El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía, expresó su satisfacción por el resultado de la votación en el Senado que le dio luz verde al acuerdo.
Ese acuerdo comercial, el primero negociado por el país con una economía asiática y que fue firmado el 21 de febrero en Seúl, fue definido como prioritario por la administración de Juan Manuel Santos para la actual agenda legislativa.
El miércoles pasado, cuando la plenaria de la corporación aplazó la votación del proyecto de ley, el ministro de Comercio, Santiago Rojas, defendió esta iniciativa “porque es claramente beneficiosa para el país”.
Para Rojas, una de las formas de apoyar la actividad agropecuaria local, que atraviesa una coyuntura muy difícil, es precisamente con la aprobación del acuerdo comercial con Corea.
Según el anterior ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, este es el primer TLC negociado por Colombia en el que el agro es un claro ganador, al punto de haber recibido todo el respaldo de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), que ve un gran potencial de crecimiento de las exportaciones del sector.
Además de las posibilidades que ofrece el mercado coreano para frutas, hortalizas y otros productos del agro, el Gobierno asegura que las perspectivas para la ganadería colombiana son enormes, dado el gran volumen de importaciones de carne que realiza ese país cada año.
Igualmente, uno de los objetivos más buscados por Colombia en las negociaciones con las economías asiáticas es atraer sus recursos para vincularlos a las actividades productivas locales, que resultan atractivas para sus inversionistas.
Así, existe interés en invertir en infraestructura de carreteras, ferrocarriles, portuaria y logística, entre otros proyectos claves para aumentar la competitividad de la economía colombiana y, junto con esta, incrementar significativamente las exportaciones con alto valor agregado.
Igualmente, las autoridades colombianas destacan que las inversiones en el aparato industrial demandan mano de obra calificada, que significan un aumento en sus ingresos.
Y no se trata solamente de recursos financieros externos, pues junto con ellos debe producirse también transferencia de tecnología, en la cual Corea es de los países más avanzados en el mundo.
No obstante los buenos augurios del Gobierno, ensambladoras de vehículos y electrodomésticos, fabricantes de autopartes y de algunas líneas de confecciones tienen una opinión diferente y han expresado su desacuerdo con este tratado comercial.
Uno de los atractivos del acuerdo es que la mayoría de los aranceles que hoy gravan el comercio entre las dos economías se reducirán a cero desde el primer día de vigencia; otros serán eliminados gradualmente con el correr de los años con el objetivo de que diferentes sectores de la economía puedan ir modernizándose y ajustando sus procesos de producción a las nuevas condiciones de la competencia.
OPOSICIÓN DE INDUSTRIALES
Los empresarios que se oponen al TLC –reunidos algunos en Acolfa y otros en el Grupo Proindustria, y que cuentan con el apoyo de las centrales obreras– aseguran que el mencionado acuerdo comercial traerá la debacle a esos sectores, con la consiguiente pérdida de miles de empleos.
Camilo Llinás, presidente de Acolfa, insiste en la necesidad de que el Gobierno haga un alto en el camino de negociar, firmar y poner en vigencia el TLC y se haga una evaluación de sus efectos en la economía colombiana.
Fuente: Portafolio