Los problemas con el concesionario de la autopista Bogotá-Girardot, cuyo contrato tuvo que ser terminado de manera anticipada por incumplimiento, no cesan.
EL TIEMPO estableció que sus socios aún no le han revertido a la Nación todos los bienes y servicios de la concesión, entre los que se cuentan los peajes Chinauta y Chuzacá, tres centros de control, dos estaciones de pesaje, radios de comunicación, grúas y hasta ambulancias.